miércoles, 25 de abril de 2012

¿QUIÉNES Y CUÁNTOS SE SIENTEN RESPONSABLES?

Prof. Hipólito Percy Barbarán Mozo
Decano del CPPe – San Martín


Ante los resultados de la ECE 2011 recientemente publicados por el Ministerio de Educación, en la que la región San Martín ocupó el puesto 19 en comunicación y el puesto 17 en matemática, ambos con bajos porcentajes en el nivel 2 que no superan el promedio nacional, se vienen vertiendo comentarios y opiniones; unos con más objetividad que otros, pero ninguno con propuestas, sino por el contrario exigen y culpan estos pobres resultados son consecuencia de una gestión deficiente de las UGELs; es decir, todo lo actuado no arroja resultados (remodelación de colegios emblemáticos, capacitación y evaluación docente, carrera pública magisterial, repartición de laptops y otros… ) incluso hasta se atreven a tipificarlo como fracaso educativo producto de la responsabilidad política de los gobierno regional. Extrañamente, los actores educativos directamente involucrados no se pronuncian ni en favor ni en contra. ¿Qué está ocurriendo?

En ese sentido, el Colegio de Profesores del Perú – Región San Martín, institución autónoma y representativa del magisterio sanmartinense también se cuestiona sobre el impacto de las políticas educativas públicas, de más inversión para infraestructura educativa, materiales didácticos y tecnológicos, capacitación, desarrollo de una nueva carrera pública magisterial meritocrática, el plan lector, matemática para la vida, etc.; pero deslindamos categóricamente con todo tipo de despotricadores que hacen preguntas y aseveraciones desvirtuadoras, al manifestar por ejemplo que se han empleado miles de millones de dólares en inversión pública y una década después, solo el 13,2% de los niños han logrado el aprendizaje esperado en matemáticas y solo 29,8% entienden lo que leen; o decir, irresponsablemente que se han repartido millones de textos escolares en la escuela pública y que no hay niño pobre que no tenga acceso a su material, o se han entregado miles de computadoras, laboratorios y bibliotecas escolares, o insinuar que el magisterio en primaria se convirtió en una carrera precaria de refugio y sobrevivencia femenina, o peor aún culpar a los directores de las UGEL y sus equipos de especialistas como incompetentes y únicos responsables de los pésimos resultados, etc.

Nuestra orden profesional admite y es consciente de los bajos resultados de la ECE 2011 y las anteriores; pero considera que existe responsabilidad compartida en cada nivel de gobierno y por consiguiente en cada instancia descentralizada del Ministerio de Educación. Además, desde el trabajo en aula de los docentes y la gestión escolar de los directores de las instituciones educativas, consideramos que el problema de la calidad educativa no puede abordarse y mucho menos solucionarse desde la unilateralidad de un actor o dos actores educativos, ni mucho menos desde un solo sector. Inexcusablemente, la educación es una forma de conciencia social y sus resultados tienen que juzgarse desde la inter multi y transdisciplinariedad de las ciencias de la educación y demás disciplinas científicas; así como también, desde la gestión interinstitucional, intersectorial e intergubernamental. Al respecto, un deslinde necesario para agitar el debate alturado, serio y objetivo en todos los escenarios a fin de defender la dignidad de muchos maestros y revalorar socialmente su trabajo para fortalecer su actitud.

En primer lugar, estos resultados constituyen un referente muy importante para reflexionar sobre lo que ocurre precisamente en ese nivel y ciclo educativo respecto a comunicación y matemática, así como también advierte el nivel académico de cómo llegan a este grado y cómo afectará los grados subsiguientes si no se implementan estrategias pertinentes.

Ahora, las razones de por qué los resultados de las instituciones públicas estén por debajo de los de la privada es obvia, porque las condiciones de educabilidad son ampliamente desiguales a favor de la educación privada; en la cual si se puede exigir a la docencia un uso racional del tiempo, el nivel de formación académica, el uso de materiales didácticos, capacitación permanente y aunque salarialmente se pague menos; pero en la escuela pública existen múltiples deficiencias que merman el aprendizaje. Además, las brechas entre la educación rural y la urbana obviamente son más angustiantes y muy difícilmente se van cerrar, por cuanto, la inequidad tiene raíces socioeconómicas, culturales y políticas. Entonces en un escenario de escases y precariedad de infraestructura y recursos educativos que caracterizan a la ruralidad pone en desventaja las condiciones de cómo los niños reciben clases.

En cuanto a las diferencias entre los resultados de comunicación y matemática; no es asunto de que una sea más compleja que la otra necesariamente, sino es cuestión de dominio disciplinar y didáctico de parte del docente; esto pasa porque la docencia de cualquier nivel educativo, debe conocer qué deben aprender, cómo deben aprender, para qué deben aprender y cómo evaluar lo que aprenden los niños; de igual modo debiera ocurrir con los equipos de especialistas en educación y/o acompañantes pedagógicos a nivel de UGEL, DRE y MED, quienes deben poseer una concepción científica de la educación, estar imbuidos y convencidos de diversos enfoques pedagógicos a fin de brindar una asistencia técnica más acertada. Es urgente, la formulación de un Plan Regional de Fortalecimiento de Capacidades y la gestión de Centros de Recursos Educativos para cada Red Educativa.

Si bien es cierto, el docente primario está más cerca de los niños todos los días; pero, su permanencia e intervención pedagógica resulta reducida en términos de uso racional del tiempo, porque tiene que cumplir con sus funciones pedagógicas y administrativas propias de la gestión en la mayoría de escuelas rurales; sumándose una serie de situaciones de igual importancia como, los feriados largos decretados por el Estado, la asistencia a las capacitaciones y reuniones de trabajo convocadas y/o promovida por la UGEL/Red Educativa para implementar una serie de acciones del Ministerio, los días festivos de la comunidad, los paros y huelgas sindicales, los fenómenos naturales, el deporte escolar, la implementación del SIAGIE, el regreso frecuente de los docentes para reencontrarse con su familia, onomástico del docente, informe del presupuesto de mantenimiento, etc.; en suma, todo eso impide el cumplimiento de las 1100 horas efectivas de clase, ya que estas casi nunca se recuperan en forma real y efectiva. En efecto, cómo podemos exigir mejores resultados a una docencia que hace su mejor esfuerzo didáctico cuando permanece en el aula en el poco tiempo que queda.

Los padres de familia también le corresponde una cuota de responsabilidad, porque son ellos los que menos se interesan por la educación de sus hijos y no asumen plenamente su rol en la formación integral que debe ocurrir en casa; al no enviar oportunamente a sus hijos a la escuela, al brindarle afecto y alimentación inadecuada, al no visitar a la escuela para hacer seguimiento de lo que aprende sus hijos, al no controlar los múltiples distractores sociales (juegos, videos, tv, etc.) Entonces, como exigir mejores resultados a un docente que atiende en zona rural a niños con diferentes niveles académicos, socios afectivos, nutricionales y motivacionales con una opción metodológica que no es la más pertinente y además la gran parte de maestros no fueron formados para ese tipo de escuela.

En resumen, los resultados adversos en la ECE tienen varias nudos críticos distribuidos en el curso del sistema educativo que más adelante, desde la Orden Profesional iremos dilucidando. Entonces, los responsables de los resultados de la ECE son los actores educativos, las instancias descentralizadas del MED y el Estado a través de sus diferentes niveles de gobierno. En consecuencia, acusar que los resultados de la evaluación censal son culpa exclusiva de los directores de la UGEL y DRE, o que toda la culpa lo tiene el docente del nivel primario, constituyen opiniones irresponsables, sin objetividad y parceladas que tantos insolentes hacen en nombre de la fiscalización de la gestión, excluyéndose del sistema del cual también forman parte, encubriendo su verdadero rol y funciones que la comunidad le ha encomendado; de velar por la implementación de las políticas de desarrollo en los diferentes niveles de gobierno y plantear alternativas que respondan a la problemática de la región. Más, bien corresponde asumir una visión y responsabilidad compartida desde cada sector y gestionar sobre lo no actuado hasta ahora, como por ejemplo el incremento significativo del presupuesto para educación, por ser la región que menos ha invertido en educación en los últimos años, según los resultados del Sistema de Seguimiento e Información a la implementación de los proyectos educativos regionales (SSII-PER), la mejora salarial de los docentes, la promoción de la salud y nutrición de los estudiantes, iniciativas agresivas para contrarrestar la corrupción en educación y la sostenibilidad de experiencia exitosas en materia educativa.