sábado, 16 de octubre de 2010

La experiencia pedagógica

Por: Hipólito Percy Barbarán Mozo

La palabra experiencia sigue siendo ampliamente empleada en todos los ámbitos de la actividad humana, se pueden escuchar habitualmente expresiones como: "la experiencia es el mejor maestro”; “tengo muchos años de experiencia en el cargo”; "no pudo resolver el problema por falta de experiencia”; "cometió ese error por no tener experiencia"; o el simple hecho de trabajar varios años en lo mismo, hace que se diga “tengo mucha experiencia”, inclusive se ha llegado a decir también que “la antigüedad es clase”, etc.; como se puede apreciar el significado del vocablo cambia según el contexto y circunstancias en que se usa. Ciertamente, se sabe que tanto el ser humano como también muchos animales pueden obtener esta forma de conocimiento llamada experiencia a lo largo de sus vidas.

Sin embargo, en la mayoría de estos casos, el concepto de experiencia habitualmente se refiere al conocimiento procedimental (cómo hacer algo), en lugar del conocimiento factual (qué son las cosas) Pero, realmente ¿Qué es la experiencia?, y ¿Qué se entiende por experiencia pedagógica?, o cuando un docente manifiesta tener veinticinco años de experiencia en el aula ¿A qué se refiere? …

La palabra experiencia según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, proviene del latín experientia, formada por el prefijo ex (echar afuera) y periri (tratar, probar); es decir, lo que se aprende al probar o experimentar, y lo define como: Hecho de haber sentido, conocido o presenciado alguien algo; práctica prolongada que proporciona conocimiento o habilidad para hacer algo; conocimiento de la vida adquirido por las circunstancias o situaciones vividas; circunstancia o acontecimiento vivido por una persona; y el término pedagógico o pedagógica es un adjetivo perteneciente o relativo a la pedagogía; la cual es una ciencia cuyo objeto de estudio es la educación. En efecto, la experiencia pedagógica, es la práctica educativa desplegada y reflexionada por el docente en el tiempo y el espacio, con el propósito de contribuir a la pedagogía y la didáctica con conocimiento teórico y práctico, útil para la docencia en general.

En ese sentido, el ejercicio de la docencia es un espacio donde la experiencia pedagógica tiene un valor muy importante que se refleja en el desempeño docente. Aunque, el simple hecho de tener varios años enseñando y aprendiendo, no asegura que tengamos una vasta experiencia y debamos tranquilizarnos como para dormirnos en nuestros laureles. Porque, cuando se habla de experiencia, de ninguna manera se trata del simple paso del tiempo: en todo caso, eso es antigüedad, y aunque se han empleado como sinónimos, distan mucho de serlo. La experiencia no es escalafonaria y tampoco constituye el resultado de un proceso automático.

De modo que, decir "tengo experiencia" implica tener conocimiento sobre educación o tener habilidad sobre la práctica pedagógica inherente al desempeño docente en sus diferentes dimensiones, la cual se obtiene a través de la reflexión permanente sobre la enseñanza y el aprendizaje por ejemplo; esto hace que tengamos acceso a nuevos aprendizajes. La sola práctica no basta, si de por medio no hay reflexión sobre aquello que hicimos. Lo hecho se convierte en experiencia, en la medida en que nos preguntamos qué hicimos bien, qué podemos mejorar, cuáles aspectos pueden ser reforzados, cómo debemos o podemos hacerlo, qué fallas hubo, etc., en perspectiva de contribuir con un aporte teórico - práctico a la pedagogía y/o la didáctica; lo cual significa sistematizar la experiencia, dimanada de la reflexión, la experimentación y la investigación educativa.

En cambio, si el docente repite formas de trabajo al infinito sin modificación, cambio o cuestionamiento nos puede brindar destreza o habilidad, a veces positiva; pero también puede ser negativa, estéril y rutinaria que impide toda posibilidad de cambio, mejora e innovación. Entonces, cuando algunos maestros se jactan diciendo tengo veinte años de experiencia, puede ser que tengan veinte años haciendo lo mismo, sin ninguna reflexión y por consiguiente un trabajo repetido e improductivo.

Colegas maestros, la decisión es nuestra; seguimos acumulando tiempo o hacemos que la experiencia pedagógica cumpla su cometido; es decir, hacer de la práctica una teoría pedagógica nuestra, para poder decir en los próximos años que los docentes peruanos hemos ligado e integrado la teoría con la práctica, porque sólo cuando hayamos aprendido a deslindar y tomar posición de clase, a tener un punto de vista crítico y sobre todo apliquemos el método científico y las enseñanzas de los grandes maestros que han aportado a la educación peruana y, partiendo de análisis crítico de la educación peruana en el devenir histórico, estaremos dando un paso adelante para realizar, en todos los terrenos, creaciones teóricas que respondan a nuestras necesidades.