jueves, 24 de noviembre de 2011

CUBA, LÍDER EN EVALUACIÓN DEL DESEMPEÑO DOCENTE

Es común la preocupación que siente la sociedad ante una evaluación de desempeño. Sin embargo, en el terreno educativo, este sentimiento cambia cuando educadores, rectores, alumnos y padres de familia entienden y experimentan sus beneficios. Así ha ocurrido en Cuba, nación que por más de 14 años ha promovido un sistema de evaluación que, a través de la medición y los estímulos, la sitúan como abanderada de la calidad de la educación en América Latina.

Cuba, país líder en evaluación, cuenta con un sistema de educación orientado al desarrollo y formación de las nuevas generaciones, en un proceso docente educativo integral, sistemático y participativo, fundamentado en seis principios básicos: carácter masivo y con equidad de la educación; relación estudio y trabajo; participación democrática de toda la sociedad en las tareas de la educación; coeducación y escuela abierta a la diversidad; atención diferenciada e integración escolar; y gratuidad.

El Sistema de Evaluación Docente tiene un carácter sistemático y continuo que le da al maestro la posibilidad de perfeccionar sus acciones educativas en el proceso de enseñanza aprendizaje, y mejorar los estilos, métodos y procedimientos de trabajo para un aprendizaje más significativo de los alumnos. Los docentes son conscientes de la labor que tienen y están dispuestos a que se les ayude y oriente; consideran que la evaluación del desempeño es un factor que promueve su desarrollo y potencia la superación profesional, a partir de los resultados de su trabajo.

Una de las razones en la concepción de la evaluación es la de ver este proceso como la forma de identificar las potencialidades y necesidades del maestro y establecer así, desde su puesto de trabajo, las estrategias de superación. También permite evidenciar a los docentes sus capacidades pedagógicas y didácticas, las cuales pueden ser aprovechadas en la proyección de los Planes de Mejoramiento de las instituciones educativas.

De ahí que el principio fundamental de la evaluación es su carácter sistemático y continuo, en donde los niños y las niñas son el centro del proceso docente. Para lograr este objetivo, los directivos de las instituciones escolares desarrollan un acompañamiento metodológico a los maestros, y evalúan periódicamente los resultados de los estudiantes. De igual forma, los directivos interactúan con los docentes durante el año escolar, de manera que cuando se realice la evaluación final, cada uno de ellos esté consciente de la asistencia recibida, los logros obtenidos y los aspectos que deben perfeccionar en próximas etapas.

Momentos de la evaluación
En Cuba, los docentes se preparan de tal forma que, en sus clases, además de buscar el aprendizaje de los alumnos y el logro de competencias básicas, persiguen una preparación integral a partir de la aplicación de los tres momentos de la evaluación explicados a continuación:

i. Diagnóstico y caracterización Partiendo del nivel de preparación de los docentes, de su experiencia, de los logros y deficiencias que se apreciaron en el proceso de enseñanza aprendizaje, el directivo de la institución amplía el diagnóstico que tenía del docente y particulariza los componentes y actividades de preparación que va a necesitar para realizar un mejor trabajo en el siguiente grado escolar.
ii. Acciones de Mejoramiento Dependiendo de los resultados arrojados por las evaluaciones parciales y final de los estudiantes, el directivo trabaja de manera directa con el docente, y a partir de las metas establece las acciones de capacitación y control. Entre las actividades que se realizan están las visitas de ayuda metodológica o entrenamiento, talleres, clases demostrativas (con énfasis en demostraciones metodológicas), que potencian el trabajo del docente.
iii. Elaboración del Plan de Mejoramiento Al final de cada año escolar se realiza la evaluación o resumen final, del que dependerá el Plan de Mejoramiento o desarrollo profesional, el cual es acordado con el docente y aprobado por el directivo. Un maestro que ha sido evaluado durante todo el año escolar, siempre recibirá las ayudas necesarias que le permitan obtener los resultados esperados y llegar al final del año con una evaluación satisfactoria.

Características de la evaluación
En Cuba, el Sistema de Evaluación de Docente se caracteriza por:
i. Contar con una Comisión de Evaluación integrada por el rector, docentes con amplia experiencia y por miembros del sindicato. Esto permite que la evaluación tenga un carácter democrático, es decir, el desempeño del docente no es evaluado por una sola persona. En caso de no estar de acuerdo con el informe final, el docente puede hacer una autoevaluación, en donde explica sus logros y dificultades.
ii. Tiene un principio democrático donde participan los alumnos, el docente, el rector, el sindicato y los maestros de mayor prestigio profesional en el colectivo.
iii. El docente emite sus criterios acerca de la evaluación otorgada y si no está convencido de los resultados señalados, puede recurrir a la instancia superior (rector) para que se haga una revisión de lo que se le está planteando.

Significado de la evaluación
Para lograr una mayor interacción con los padres, las instituciones desarrollan las escuelas de educación familiar o escuelas para padres, con el propósito de que los docentes orienten a los padres de familia sobre cómo actuar frente a las dificultades de sus hijos. Así pueden ayudar a los alumnos de una forma más eficiente. De ahí que padres, alumnos, directivos y docentes vean las siguientes bondades en la evaluación:

 Padres: es un proceso sistemático, una alerta, un control y una ayuda que les permite ver de cerca el desarrollo de sus hijos. Es un mecanismo de medición que demuestra si los niños y niñas están recibiendo una educación con calidad.
 Alumnos: es el control diario, la ayuda sistemática que el profesor les puede dar a partir de sus propias necesidades. Por ser un proceso sistemático, que se realiza a cada momento, no le tienen "miedo"; es algo normal.
 Directivos: es un motor regulador de procesos, tanto para el aprendizaje de los alumnos como para la forma de enseñar y actuar de los docentes. Es un elemento de ayuda y perfeccionamiento para su colectivo pedagógico.
 Los maestros: es superación, capacitación y mejoramiento, porque estimula la preparación del docente. No es coercitiva ni impuesta. Los maestros la esperan porque a partir de los resultados se genera una serie de estímulos y se deriva el plan individual que trabajarán en el siguiente curso.

Ventajas y estímulos de la evaluación

Para el docente
i. Permite que el rector y el docente interactúen y tomen las medidas necesarias que contribuyan a elevar el nivel profesional de los educadores.
ii. A los docentes con mejores calificaciones se les da la oportunidad de capacitarse en cursos, licencia turas, doctorados y maestrías, a nivel nacional e internacional.
iii. Ofrece estímulos a manera de bonificación y/o aumento salarial.
iv. A aquellos docentes que no lograron los resultados esperados en la evaluación final, les da la opción de recalificarse es decir, prepararse intensamente en las universidades pedagógicas, sin que el Estado cubano prescinda de sus funciones, pues para ellos es importante, además de detectar el problema, ayudar al maestro a buscar la solución.

Para los alumnos
i. Más y mejor aprendizaje con calidad.
ii. Mejores resultados en la escritura y el dominio de ejercicios básicos.
iii. Desarrollo de habilidades de expresión y conversación. Más conocimientos en cultura general.

Para la institución
i. Mejora en los resultados obtenidos por los estudiantes en el logro de las competencias en matemáticas y lengua española.
ii. Los resultados de la evaluación y los mecanismos empleados para mejorar la calidad de la misma, han puesto en manos de los docentes el uso de la nueva tecnología, que elevará a niveles superiores el resultado de los alumnos.

(*) Texto elaborado con base en la entrevista realizada a Jesús Rodríguez Izquierdo, inspector y delegado del Ministerio de Educación de Cuba, quien se encuentra en Colombia, junto con seis expertos más, asesorando al país en el desarrollo de Planes de Mejoramiento de la calidad y pertinencia, y brindando asistencia técnica a los municipios de Quibdó, Buenaventura, Tumaco y a la isla de San Andréस।।http://www।mineducacion।gov।co/1621/article-87178.html

Les trascribo un artículo que reconoce el liderazgo de Cuba en la evaluación docente. Parte de la confianza en los maestros, de una cultura de evaluación para mejorar a los aprendizajes de los educandos y la formación del docente, y que esta última es responsabilidad del Estado. Tiene un sentido democrático porque la evaluación de los docentes es con participación de los padres de familia y el sindicato de los maestros. Incluso si el profesor obtiene resultados deficientes en su evaluación (algo que es mínimo 1 o 2%) el estado asume su responsabilidad y le paga los estudios de recalificación y no supone (como hace el neoliberalismo) que "es problema de él" (del profesor con esos resultados)

¡Todo lo contrario a lo que hizo el Ministerio de Educación de Alan García, José Chang y compañía (…) concibiendo que todos los docentes que están en la CPM son mejores y deben ser revalorados económicamente, cuando en realidad la mayoría no evidencia cambio cualitativo alguno en su desempeño y lo peor, les han hecho creer que lo merecen ...

lunes, 11 de abril de 2011

LA ÉTICA EN LA FUNCIÓN PÚBLICA

Por: Hipólito Percy Barbarán Mozo

La corrupción es un tema muy amplio y complejo para ser abordado mediante un artículo, pero sí se puede analizar algunos rasgos que lo caracterizan. Este término se ha instalado en el lenguaje cotidiano como una expresión de falta de ética. La Real Academia Española define al verbo "corromper" como "alterar o trastocar la forma de alguna cosa". La "forma" es, para la tradición escolástica, la naturaleza de algo, el fin para el que ese algo existe. En consecuencia, cualquier hecho o acción que altere la forma; en este caso, la función pública, es desnaturalizar, es corromper, es señal de corrupción. Habitualmente se cree que la corrupción es exclusivamente de la clase política, sin embargo, ésta se ve reflejada en las instituciones a través de sus funcionarios y además todos podemos desnaturalizar nuestra misión.


Por su parte, la RAE define a la ética como "parte de la filosofía que trata de lo moral y de las obligaciones del hombre". El pensamiento kantiano señala que la ética forma parte del conjunto de las ideas, que no pertenece ni puede pertenecer al de los objetos reales, porque no son nociones de algo, sino nociones para algo. Para la ética principista, los actos humanos son buenos o son malos según su intencionalidad e independientemente de su resultado, la única cosa buena en el mundo es la buena voluntad. Otra escuela, cuya visión es más utilitarista y pragmática, sostiene que el aspecto más importante de la conducta humana no es la intención sino el resultado. Por lo tanto, la ética no solamente tiene que ver con el acto interior, sino también con las acciones y especialmente con la coherencia entre el acto y la acción.


En ese sentido, la función pública es la acción que realiza un individuo para contribuir a la buena marcha de la colectividad humana, esto implica que no se puede ejercer la función sin conocimiento de lo que se hace, sin libertad y sin responsabilidad. Entonces, el ejercicio de la función pública es un acto ético, de carácter personal, pero con finalidad social. Por esta razón, el funcionario público que labora en cualquier escenario institucional debería conducirse en armonía entre los intereses personales y el bien común.


En base a las premisas descritas y en el marco del la Ley del código de ética de la función pública. Ley Nº 27815 y su reglamento Nº 033-2005-PCM,se puede afirmar que algunos funcionarios que actualmente dirigen las instituciones del sector educación en particular, vienen trasgrediendo los principios de respeto, probidad, eficiencia, idoneidad, veracidad, lealtad, justicia y la equidad; así como las obligaciones de neutralidad y transparencia, establecidos en los artículos 6, 7 y 8 de dicha norma.


En la práctica de la ética en la función pública, el principio de respeto implica que el funcionario adecue su conducta hacia el acatamiento de la normas, garantizando el cumplimiento de los procedimientos administrativos; la probidad involucra la actuación con rectitud, honradez y honestidad para satisfacer el interés general; la eficiencia es el cumplimiento de cada una de las funciones a su cargo; la idoneidad es entendida como la aptitud técnica, legal y moral que debiera tener el funcionario, etc. Estas y entre otras son condición esencial para el acceso y ejercicio de la función pública.


El concurso público es una excelente metodología para auscultar cuál de las personas que quieren acceder al cargo es más idónea. Desgraciadamente por la “audacia” que tiene el ser humano para desnaturalizar las cosas, los concursos se han convertido en procesos para consolidar decisiones ya tomadas; de igual manera los criterios para designar el cargo de confianza por parte de gobierno de turno, tampoco acierta en este principio. Por eso, es muy común tener funcionarios cuya correspondencia entre el cargo y la idoneidad no existe. En cambio, uno de los defectos más frecuentes, es el típico funcionario ignorante, es decir, cuando la persona tiene el cargo "de" pero no la preparación "para". Puede tener capacidad, pero no preparación. Uno se pregunta ¿Cómo llegó? (…) Al ignorante hay que enseñarle todo y es una espina irritativa para el resto del personal. Si el ignorante tiene capacidad y deseo de aprender, es recuperable; si no puede o no quiere, pasa a la categoría de incapaz irrecuperable. En efecto, el incapaz es el funcionario que tiene el cargo "de", pero nunca va a tener idoneidad "para"; es más grave que el ignorante. Suele tener padrinos que lo hacen intocable. Es presuntuoso, creído, petulante y a veces se siente hasta en condiciones de dar consejos de moralidad. Para un empleado es muy difícil tratar con un jefe incapaz y viceversa. Al inexperto uno lo puede capacitar, pero el incapaz no entiende por qué y se siente perseguido. Cuando el incapaz es jefe, se crea un ambiente de mediocridad en la institución. Siempre rechaza los planteos de crecimiento que se le proponen por no comprenderlos o por miedo a conducirlos. El funcionario haragán, este tiene el cargo y la idoneidad, pero no tiene ganas de trabajar. Este personaje, no siente una carga ética, ya que para él es un estilo de vida. La pregunta que debiéramos hacernos es ¿Es ético dejarlo continuar con su actitud? Todos tenemos colegas haraganes que cobran sin trabajar. Se espera que un superior le llame la atención o que él cambie de actitud. Generalmente no sucede ni uno, ni lo otro. Todos y cada uno somos responsables por la inmoralidad pública, pero fundamentalmente aquellos que, teniendo el poder necesario para ordenar la sociedad en perspectiva del bien común, no lo hacen. También, existe el funcionario inmoral, esta persona tiene el cargo comprado por dinero. Es un individuo que se deja o ejerce el prevaricato, el soborno y todo matiz de corrupción.


También existen los excesos, es decir, funcionarios que hacen más de lo que les corresponde por su función. Hay tres formas de excesos, el auténtico, es aquel empleado que cuando falta alguien por razones justificadas, lo cubre. Tiene una actitud de servicio plena. El desatinado es aquel que hace lo suyo más lo que debiera hacer el ignorante, el incapaz y el haragán. Lo de él ya no es generosidad, sino complicidad, porque lo que debe hacer es poner en evidencia lo que el ignorante no sabe, lo que el incapaz no puede y lo que el haragán no hace. Dicho de otra manera, debe hacer que el ignorante aprenda, el incapaz tome conciencia de lo que es y que el haragán trabaje. Por último, el funcionario sabandijo es aquel que hace más de lo que debe, pero sólo por ansias de poder o ganarse el cargo a como dé lugar, sin importar su dignidad ni la de los demás. Se interesa por conocer todo el funcionamiento para volverse indispensable y busca crear dependencia y enfrentamiento entre los demás.


De todo lo descrito hasta aquí, se infiere que el ejercicio de la función pública es un acto ético que todo funcionario, nombrado, contratado, con puesto encargado por concurso o por confianza del gobierno, etc., independientemente de su jerarquía dentro de la institución en la que labora, está supeditado a actuar en coherencia con los principios, deberes y prohibiciones del código de ética, y sobre todo debe conducirse en armonía entre el interés personal y el bienestar colectivo concordante a la misión y visión de la institución. Por todo ello, exhorto a todos los funcionarios del sector educación a examinar críticamente sus acciones y por consiguiente a deslindar y tomar distancia de todo aquello que les haga cómplice de la mediocridad (…) y a los empleados públicos y la sociedad civil organizada a ejercer la vigilancia para el cumplimiento de las normas, identificando el rasgo de los funcionarios de nuestras instituciones, para saber si son ignorantes, incapaces, haraganes, inmorales o sabandijos. Solo cuando alcancemos tener conciencia de la ética como teoría y práctica, lograremos minimizar la corrupción.

Probablemente los errores superen a los aciertos; pero debemos sentirnos tranquilos cuando pensamos que cada cosa hecha, cada toma de decisión, los emprendimientos, las propuestas de solución, y en sí cada acto de nuestra gestión, equivocado o no, debe lucirse siempre teniendo en cuenta el desarrollo individual y colectivo de la comunidad educativa, bajo el convencimiento de que, como decía Jorge Luis Borges: "Nada se edifica sobre la piedra, todo sobre la arena, pero nuestro deber es edificar como si fuera piedra la arena... "

lunes, 7 de marzo de 2011

EL MÉRITO A LA CORRUPCIÓN


Por: Hipólito Percy Barbarán Mozo

Hace unos años cuando se gestó y aprobó la Ley Nº 29062 más conocida como Ley de Carrera Pública Magisterial, la docencia en general se preguntaba ¿Por qué y para qué una nueva Ley? La respuesta contundente de sus promotores fue la siguiente: Para responder la demanda social de una educación de calidad que contribuya al éxito del aprendizaje del alumno, protagonista principal; por la necesidad de contar con una legislación para el profesorado que permita “hacer carrera” y así revalorar la profesión para que los mejores egresados de la secundaria opten por estudios de pedagogía y se pueda lograr que la función docente sea una actividad principal y no accesoria; para mejorar la calidad del docente, exigiéndole no sólo competencias profesionales que garanticen una calidad en la enseñanza, sino cualidades éticas probadas que sean ejemplo para los alumnos; para buscar el equilibrio entre lo que se exige y lo que se ofrece; para reconocer el mérito y esfuerzo del docente; entre otros argumentos.

Sin embargo, las acciones para mejorar la educación, en la concepción del Ministerio de Educación son los exámenes que deben rendir los docentes para acceder a una plaza de contrato, nombramiento o para ascender a un nivel mayor en la carrera. Obtener una buena nota en el examen más un expediente documentado que acredite su trayectoria profesional, es considerado como un mérito que se premia aumentando los ingresos económicos. Esta concepción está destruyendo aún más la anhelada calidad de la educación, aunque en apariencia parecería que iba a mejorarla. Una falacia muy finamente edificada que va arruinando las instituciones educativas y la profesión docente en particular. Por ejemplo, los docentes que ya están en la CPM, tienen un ingreso mayor según el nivel educativo respecto a los docentes que no lo han hecho todavía. Ambos tienen a su cargo un grupo de estudiantes en una Institución Educativa; el docente que gana menos, ahora se encuentra desmotivado, porque hace el mismo trabajo que el otro docente que gana más. ¿Dónde está la diferencia? … El hecho es que, donde antes había un trabajo más o menos en equipo a nivel de grado o a nivel institucional, como es el caso de varias escuelas y colegios, esa unidad ha sido resquebrajada, y con ello pierden todos los estudiantes y padres de familia.

Pero, eso no es todo, se cuestiona por una parte, la manera cómo los docentes adquieren la nota catorce y cómo documentan su expediente para acceder a la atractiva CPM y por otro, el afán desmedido del gobierno para dejar implementado esta ley a como dé lugar, pese a las observaciones y recomendaciones hechas por el CNE, Foro Educativo y el SUTEP; es decir, en vez de revalorar la profesión docente y reconocer el mérito a los años de estudio y esfuerzo, a las competencias profesionales, al conocimiento y experiencia pedagógica, al desempeño, etc.; y todas las demás bondades publicitadas; lo que se está consiguiendo es desprestigiarlo socialmente aún más. Para demostrar esta aseveración, basta recordar los sucesos recurrentes desde que se inició el proceso de implementación de la CPM; el más reciente conllevó a postergar el último examen para el domingo 27 de febrero.

En efecto, los múltiples casos denunciados y confirmados, y otros sin denunciar ocurridos en Ayacucho, Trujillo, Cajamarca, Puno, Cusco, Lima, Ica, San Martín, etc., respecto a la filtración y el negociado a cualquier precio de pruebas y claves horas antes del examen; la abundancia de prevaricadores y perversos empleados en todos los ámbitos del sistema, que aprovechan esta situación para beneficiarse económicamente; así como también, los propios docentes desesperados e inseguros de su capacidad, igualmente incurren en la misma falta. Por su parte, el Ministerio de Educación y sus funcionarios tratan de minimizar las evidencias inocultables; nos revelan explícitamente que el proceso de implementación desesperada de la CPM está agudamente corrompido y sin legitimidad. La duda y la desconfianza se empoderan de la comunidad educativa y surgen preguntas que no tienen respuesta: ¿Cómo se filtra la prueba? ¿Quién o quiénes están detrás de todo esto? ¿Qué porcentaje de los que han aprobado merecen reconocimiento y que porcentaje han hecho fraude? ¿Cómo demostrar que la ley favorece la meritocracia? …

Definitivamente, estas denuncias de robo y venta de pruebas, son sistemáticas e indignantes porque han viciado el proceso de la CPM a tal punto que ya no existe credibilidad y no tiene sentido incorporarse, porque está demostrado que los docentes que logran sobrepasar la valla del catorce, predominantemente lo hacen de manera ilícita, salvo honrosas y muy escasas excepciones. Entonces, podemos afirmar que la CPM está depreciando a nuestra profesión, porque la única cualidad que reconoce, es el mérito al plagio de documentos, a la inhonestidad intelectual, al patrocinio, al soborno, al fraude, la prevaricación, al compadrazgo, al nepotismo, a la impunidad, a la ilegalidad, etc. Todas estas formas de corrupción y falta de transparencia campean en las instancias descentralizadas del sector educación y demás instituciones públicas y privadas.

En suma, la CPM “reconoce y valora” el mérito a la corrupción, porque cada día se adelgaza el tejido social; al disminuir la confianza en la docencia, en las instituciones educativas, en el gobierno y en el propio sistema; también afecta el nivel ético de la sociedad en su conjunto. En la medida en que la corrupción se generaliza, los escrúpulos éticos se van perdiendo y dañan indirectamente la salud física y mental de la población. En consecuencia, el problema de la corrupción tiene origen social, económico, político y ético, es un fenómeno que afecta a todos los actores educativos, y entre todos debemos buscarle solución; considero que los docentes tenemos gran parte de culpabilidad, pero avasalladoramente, es la clase política de los últimos gobiernos de turno en la que recae toda la responsabilidad.

Los maestros sabemos que la calidad educativa no se logra solamente con talleres o cursos de capacitación, pero si es una obligación moral de cada maestro estudiar continuamente aspectos inherentes a la profesión para educar con más pertinencia a nuestros estudiantes. Si no somos buenos en nuestra especialidad y nivel no deberíamos estar en el aula como maestros. Nuestro cerebro necesita diariamente alimentarse con la lectura y por tanto de conocimiento, pero no tanto como se pregona y se nos quiere hacer creer, que al aprobar el examen para ingresar a la CPM y/o participar en una capacitación, garantiza que ya somos buenos maestros. Por eso, estimados maestros del Perú estudiemos y defendamos nuestra profesión y los derechos del magisterio que está en la ley 24029 y su modificatoria la ley 25212, porque es muy lamentable, la miopía investigativa, el vacío prospectivo y la ignorancia política. No es que tengamos miedo a un "partidarizado examen" o mamarracho de evaluación sino que... ¡la defensa de nuestros derechos, nuestra inteligencia y la responsabilidad social, están primero que los intereses de la mafia "educativa" neoliberal!